martes, 30 de noviembre de 2010

Nadie se atreva



Olvidé oscuridades y desiertos.
Me atrapó el viento en el insomnio.
Larga espera la agonía del sonido.
Lento parir el correr desesperado de la noche.
Parir, nacer a la verdad, al céfiro, a la vida.
Parir
desde la guarida de la esencia,
nacidos de recuerdos,
de dolores, de fortunas.

Quién dijo que no es parir
ésta realidad que me avasalla,
consume como un pecado indómito
libera finalmente hacia el estío?
Será parir la soledad
reclamarla a gritos,
detrás de los silencios?
Recorrido a oscuras y a tientas
para llegar al espacio y a la luz.

Quién dijo que no es parir
emoción que bendice el vientre
mientras el tiempo sucede
dejando huellas en la piel de cada vuelo?

Parir,
en la madriguera del alma,
hijos de heredades,
de memorias, y de luces.
Alumbrar la voz.
Hacer la paz.
Concebir el arte y el poema.

Mientras vivo creando con aliento,
Nadie se atreva a decir que no soy madre.