martes, 25 de marzo de 2014

Puñado de estrellas

                                                                            


                                           A Bernardita Viola

Un puñado de estrellas entre los pinos
descubrió el asombro de la noche.
Tu voz se mezcló con los recuerdos,
con otras voces amadas,
hasta la aurora.

Venus  transitó nuestros ojos,
y tendió un puente en nuestras almas,
abiertas a este cielo de los cerros,
que ahora,

nos pertenece un poco.



Sonia Del Papa Ferraro
30/1/2014
“Mami Meca”

Tafí del Valle

lunes, 18 de noviembre de 2013

FIN







(de "El Mar que llevo Adentro" (Ed. Baobab - 2007)

                                  

Fue el ímpetu carnal de los sonidos.
Las palabras del cuerpo.
Irrumpió la danza en los muros
deshaciendo la frialdad de la costumbre.

Todo se iluminó
en un fragor de abrazos.
El amor entre los giros y los vuelos,
profanó los últimos acordes,
bailó una tregua.
Fue rumor  la música en la hondura
por  donde el tiempo se perdía.

Nadie vio a los bailarines
llorando en los rincones.

La orquesta sostuvo inútilmente
su concierto  de silencio.
Y no hubo  promesas.

Ya no más bailarines ni estrellas.
Telón
 y soledad.
                                                                     “Septiembre”
                                                                    Cecilia Figaredo- Hernán Piquín
                                                                    Teatro Opera, temporada 2005.




martes, 26 de marzo de 2013

foto Sonia Del Papa Feraro


Atrapo la tarde

Ahora
que los pescadores
se han ido
y que las redes
sueltan  todos los colores.

Que la playa es  un espejo añil
lleno de crepúsculo.
Que jinetes niños cabalgan el horizonte,
y tus ojos se parecen al mar en este instante,

Ahora,
quiero atrapar este final de la tarde
en la mirada,
perecer en este momento,
ser este último soplo de arena,
como la playa.


Costa Atlántica, febrero de 2013.


lunes, 25 de junio de 2012



A Blanquita, Guillermo y Claudio.

Recuerdo de nuestro viaje al Norte.

SOMBRERO AZUL


Escribo desde estas manos

gestadas de arcilla,

caminando la luna llena de Tafí

y la mañana.

Traigo del Norte

la roja emoción de la montaña,

el quechua entonado en el aliento,

y el perfume de tabacos y viñedos.


¿Cómo no amar a tu gente, a la tierra y la tonada?

Si todo es música sonando,

almíbar y zapallo,

vino y amparo de pircas.

Comprendo ahora

este cielo que te cobija,

el grito del abra pariendo los cerros,

la calma del valle y sus matices.


Amaso este poema,

bajo un sombrero azul de alegría

como un regalo de mi voz para tu pueblo.

Bendigo

el mar verde de cañas en las rutas,

y esta agüita nativa y cristalina

que nos cruza la sed

y el amor,

como un refugio.


miércoles, 13 de junio de 2012


PLAYA


Ocaso
en la desnudez de mi espalda.
Como el mar muero en la arena.
Sólo mis manos se hunden en caracoles tibios.

Hay algo en la tarde que devora.


Villa Gesell,
Diciembre de 2000.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Novedades: Muestra de Artistas Plasticos: "El Sur en el Norte"





Ap e r t u r a : martes 29 de mayo 14:00hs.
Vernisagge: sábado 02  de junio 17:00hs. a 20:00hs. Recital Poético y Guitarras.
Los esperamos en Agustín M. García (Ruta 27) N° 8195 Esquina Luis Pasteur- Benavidez
contactanos al mail: mararte@arnet.com.ar

lunes, 16 de abril de 2012




El Ginkgo Biloba del cementerio.

“La muerte cava tu libertad desenfrenada”. Edna Pozzi.-

A la memoria de mi madre


Te brotaron los ojos celestes de poesía

aun bajo el árbol de los cuarenta escudos este invierno,

allá donde te dejamos sin otro remedio que dejarte.


No me creía la tarde ni una palabra.

Ni los rosales del jardín, me creían,

ni los aquelarres sobre la playa de los veranos;

ni el fósil viviente  creía,

que estabas  bajo de sus raíces.


Fueron todas semillas brotando,

gusto a pan y a trenzas amasadas los domingos,

cuando todavía la madre era intacta,

el amor intocable y sin estrenar, la inocencia.



Hoy el árbol amarillo te custodia

donde quedaron tus ojos de lavanda

las manos de hada abatidas por el tiempo.

Bajo el azabache de la tierra,

volverás a cabalgar tu vientre fértil,

a ser pájaro,

a fundar paraísos de poesía.

entre las ramas del árbol de oro

que tanto amabas,

y  ahora, madre, te corona.