La polka
inauguró la mañana.
Una voz de paciencia,
agradecida,
entre el cordal humilde
de sus dedos inquietos,
esperaba.
Sus manos dibujantes, coloridas
tiñeron el alma vibrando la madera.
La violinista me miró,
me preguntó el nombre.
Con el violín a cuestas y una sonrisa,
bajó del subte.
8 de julio de 2011. Subte D a Catedral.
Perfume de nardos y lirios del campo en las cuerdas de un violín anónimo, gracias a la magia siempre insondable, sorprendente, de tus versos que aúllan al alma adormecida en la rutina citadina.
ResponderEliminarTe felicito.
Besos.