miércoles, 3 de agosto de 2011
El Viaje
No nos invaden ya los naufragios.
En este vendaval que inventa y que perfora
hemos creado alas resistentes,
para elevar los ojos como las flechas del campo.
Los duelos aun no se terminan
en este lecho de boca, piel humedad,
de nuevo piel, boca
beso, humedad y roce.
Gira el mundo sobre un ocaso
que reanuda todas las auroras,
las desgrana en miles de rompientes,
en velámenes cansados,
rutinas trepanadas de distancia.
Demoler órdenes,
la luz de la madrugada,
si fuimos o no fuimos,
la curva de mi cadera
y a contraluz , mi espalda.
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¡Mierda! Tu poesía ha crecido por encima de su propia marca, hasta alcanzar niveles de increíble altura, de mágicos vuelos del alma, que aunque cansada -el alma de esta lectora que pasa- queda turbada y renueva promesas de primaveras del espíritu ante la arremetida de versos tan bellos, bellísimos, inspirados... Sonia, amiga, es hora de que salga tu otro libro. No retardes un parto que se anticipa bendecido.
ResponderEliminarUn abrazo grande y admirado.